GUISO DE BODAS DE CAMACHO


… de comer sano.

GUISO DE BODAS DE CAMACHO.

Antes todo era más sencillo, sin complicaciones, más amigable. Eso incluía también las celebraciones entre familias y amigos. Así se juntaban en torno a una buena mesa quizás abuelos, seguro padres, hijos, nietos, amigos… y agregados… y de forma alegre se compartían alimentos una vez hechos por los anfitriones, otras de lo que cada uno traía, sin trajes, sin menús, sin cuentas. En estas celebraciones todos se conocían, cosa que no pasa ahora…

Un plato que no ha faltado en la celebración de bodas el la llanura manchega, en España, ha sido el famoso guiso de bodas o guiso de las bodas de Camacho, llamado así por la referencia que hace a este plato El Quijote de Cervantes:
"Cuando el festín hubo acabado, dioles Camacho a la servidumbre permiso, para preparar su comida, cogiendo lo que quisiesen de sus corrales y celebrar así también ellos, con un guiso, la boda de Camacho. Con tal atino, se dispusieron a tirar del cuello y desplumar a todas las gallinas que aún quedaban,…"
En grandes ollas de porcelana se guisaba esta comida para todos; plato único. Si acaso luego algún dulce con mistela.

Con apenas un poco de pollo, patatas, y albóndigas lo tenemos hecho. Pero la sencillez no le quita lo exquisito a este guiso de bodas con sabor a madre, a abuela, ahora tan olvidado y buscado.

Empezaremos por freír el pollo en trozos pequeños-medianos en una sartén. Para unas cuatro personas podemos usar entre medio pollo a tres cuartos. Se puede usar indistintamente pollo o gallina; si se escogemos esta última, habrá que hervir el guiso durante más tiempo.

A mi me gusta salar los sofritos que luego van a hervir pues con el agua no siempre cogen bien la sal.

Cuando esté un poquito hecho, lo retiramos pasándolo a la olla donde va a cocinarse, y en ese mismo aceite sofreímos una cebolla grande cortada en cuadraditos pequeños.

Echamos el sofrito de cebolla a la olla donde está el pollo junto con agua suficiente como para cubrir todos los ingredientes. Ponemos al fuego mientras molemos una cucharada de pimienta en grano y unas 15 a 20 almendras. Lo podemos machacar en el mortero o si tenemos prisa en una picadora o aparato similar. Añadimos también 6 o 7 hojas de laurel.

Pelamos y troceamos unas tres patatas grandes y… a la olla!!!... (acordaros de cómo se trocean las patatas)

Empezamos con las albóndigas batiendo unos tres huevos. Les picamos dos o tres dientes de ajo, perejil, y salamos. Vamos añadiendo pan rallado hasta que obtengamos una textura que nos permita darles forma a las albóndigas de pan con una cucharita. Si nos queda demasiada dura la masa podemos añadirle gaseosa o agua con gas tipo sifón.

En una sartén con bastante aceite vamos friendo las albóndigas que les habremos dado un diámetro de unos 3-4 centímetros. Según están doradas las podemos ir echando al guiso y un plato menos que fregar…

De todas formas el cocinero tiene la potestad de comerse alguna que otra seca de aperitivo…

Despacito, sin prisas… para que el caldo se haga y se espese. Cuando esté todo bien hervidito, al plato, sirviendo pollo, patatas, albóndigas y caldo.