… de
cuidar dulcemente la salud.
DEL
MOSTO AL MOSTILLO
MOSTO: jugo obtenido de la uva fresca por medio de estrujado, escurrido o prensado, en tanto no haya comenzado su fermentación.
MOSTILLO: manjar otoñal que tiene como ingrediente básico el mosto de uva reducido.
Manjar
otoñal... mecachis!!... y aquí vamos para la Primavera, difícil entonces calmar
estos recuerdos de olores y sabores de la infancia que ponen en alerta las
papilas gustativas... algunos/as saben a que me refiero.
Era
época de vendimia y todo el pueblo se inundaba de ese olor a uva recién
recogida, ese fruto milagroso cargado de vitaminas y bendiciones para la
salud. Ese mismo olor que tenía en casa, en la despensa de la abuela, donde se
almacenaban platos y fuentes con ese plato tan delicioso y sencillo a la
vez....
Pues
mientras llega de nuevo el Otoño aquí en la Mancha y para que no sufran de
estrés mis papilas iré a la tienda a por mosto de botella, para rendir homenaje
a esas abuelas que sabían endulzar la vida de sus familias y a quien inventó la
expresión “ a falta de pan buenas son tortas ”
Ya
tengo delante los ingredientes y ese cuaderno amarillo de viejas recetas,
cargado de tantos y tantos secretos. Y
dice lo siguiente:
Mostillo de uva:
-2
litros de mosto de uva (se supone que es el natural, pero el cuaderno no sabe que yo
he comprado unas botellas, no se lo digáis)
-250
gr de harina
-150
gr de azúcar (esto no lo pone en el cuaderno, schhhhssss cuidado que no nos
oiga, supongo que cuando el es mosto natural ya tiene la suficiente azúcar y no
necesita, pero bueno será cuestión de ir probando)
Ponemos
los 2 litros de mosto de uva a hervir hasta reducir a un litro y medio mas o menos,
para que quede mas concentrado.
Por
otro lado ponemos a hervir canela 1 ó 2 ramas, un puñado de anís en grano o matalauva,
unos cuantos trozos de corteza de naranja seca y unos cuantos clavos de
especia. Se tiene hirviendo unos 20-30 minutos. Colamos este caldo.
Una
vez frío se deshace la harina (schhhssss mezclada con el azúcar) y todo esto se
agrega al mosto, cociéndolo de nuevo sin parar de mover, hirviendo bastante
hasta que espese.
Ahora
es cuando invitamos a la intuición a que nos haga una visita para saber cual es
el momento exacto en que ya está preparado. Nos podemos ayudar con un viejo
truco, vamos haciendo pruebas, sacando un poquito de la mezcla con la cuchara
que echaremos en un plato dejándolo enfriar... si se despega fácilmente podemos
decir que ya está bien cocido; si no, la intuición nos dice que debemos seguir
haciendo músculo...
Cuando
ya lo tenemos se aparta del fuego y se le añade la ralladura de 1 limón y un
poquito de canela en polvo.
Ya
podemos servir en moldes o platos.
Como
hemos utilizado el mosto de botella nos ha quedado con un tono más clarito,
entonces si queremos solucionarlo podemos agregar caramelo líquido justo antes
de echar la harina, y esto dará más color a nuestro postre.
El
olor... delicioso... no sé si será por los recuerdos, así que voy a ver si el
sabor me lo confirma también.
Como
veis una receta tradicional y sencilla, y sobre todo rica que os animo a
probar, al tiempo que puede ser muy, muy divertida, si os decidís a hacer todo
el proceso como se hacía antiguamente, lo que ya no sé es si el sabor será el
mismo...
Que seáis muy felices.