PIPIRRANA


…de comer fresco

PIPIRRANA


Pipirrana con pan casero.

El pipirrana es uno de esos platos tradicionales de la cocina española que sirve para todo.

Si te vas al campo porque hay que celebrar el Santo del día, pues una ensalada como esta es lo más típico de llevarse, con una buena provisión de pan para mojar.

Que estás de cena en algún bar como los que hay, por ejemplo, en tierras manchegas, pues raro es que falte en la mesa para rebajar los efectos del resto de lo pedido, que por lo general, no suele ser tan saludable.

Que quieres alegrar algún otro plato dándole un toque de frescor, pues una base de pipirrana es ideal. Acordaros del aspecto que tenía la “tostá de cecina” que publicamos hace algunas semanas.

Si bien algunos lo hacen con tomate natural, particularmente para esto prefiero el que viene enlatado, eso si, entero. Se pueden encontrar en algunas grandes superficies tomate entero en tarro de cristal, además de origen ecológico, de muy buena calidad, algo más caro pero merece la pena.

A una lata o tarro de medio kilo de tomate entero pelado, yo le echaría un generoso chorreón de aceite de oliva, dos huevos cocidos troceados, media cebolla mediana cortada en cuadraditos pequeños (ideal si se tiene cebolletas de tallo largo), unas aceitunas verdes y negras, una cucharada sopera de vinagre y sal al gusto.

El tomate hay que espachurrarlo algo con el tenedor, sin llegar a que quede totalmente triturado. Bien que se encuentre algún trozo de vez en cuando.

El puntito que yo le doy al pipirrana es ponerle una cucharadita de comino molido. Le da un gusto buenísimo y hace todo más digestivo. Opcional también el echarle una lata de atún en aceite.

Notas importantes:

Presentación: sabe mejor aún si se sirve en un lebrillo o cuenco de cerámica del que todos participan. Para los escrupulosos hay individuales.

Lebrillo de la alacena... ¡ya tenía ganas!
Metodología. A la hora de comer esta ensalada de verano, queda terminantemente prohibido que sea con la cuchara. Se cortan trozos más o menos regulares de pan (mejor de los que tienen una buena corteza), se pincha con un tenedor y se pasa por el pipirrana  que quede bien cargado. De ahí a la boca. Los más expertos pueden sustituir el tenedor por la navajilla del abuelo.

Buen provecho.